El 24 de julio, Lloret de Mar celebra la Fiesta Mayor de verano en honor a su patrona, Santa Cristina. Espectáculos y eventos como la procesión a la Ermita dedicada a Santa Cristina, el Ball de la Plaça o la regata S’Amorra Amorra en la playa de Santa Cristina son algunas de las actividades más tradicionales que podrás vivir si estás en Lloret por estas fechas.

Procesión:

Según dice la tradición, cada año, el día de Santa Cristina, el pueblo lloretense acudía en procesión, por tierra, a celebrar la Misa Mayor en la ermita dedicada a Santa Cristina, que está situada a unos tres kilómetros del pueblo. La procesión, sin embargo, se hacía muy pesada para muchos devotos porque se tenía que pasar por caminos bastante malos y porque se tenían que cruzar tres rieras: Riufret, Sa Riera d’en Passapera y Sa Riera d’en Carrabana, y el paso por ellas se hacía muy dificultoso en época de lluvias. Ante estos inconvenientes y para hacer más ligero el peregrinaje a los fieles, los representantes del pueblo acudieron a las autoridades competentes en busca del correspondiente permiso para hacer la ruta por mar (no la procesión propiamente dicha, pues esta, en realidad, se interrumpe en la playa de Lloret y se reanuda al llegar a la playa de Santa Cristina). Esta autorización, según se explica, tuvo que vencer muchas dificultades y, finalmente, fue necesario ir hasta Roma para obtener la autorización.

La Procesión Marítima de Santa Cristina se hace el día 24 de julio.

El Ball de Plaça

El Ball de la Plaça, o también llamado de las Almorratxes, se baila cada año el primer (24 de Julio) y el tercer día (26 de Julio) de la Fiesta Mayor de Santa Cristina en la Plaça de la Vila.

Esta danza se baila desde tiempos inmemoriales. Seguramente viene de un antiguo Ball del Ciri de la toma de posesión de nuevos Obreros (administradores). Se bailaba ante la casa del pavorde o representante en Lloret del Capítulo de Canónigos de la Catedral de Girona que, hasta comienzos del siglo XIX, fue el señor feudal de la ciudad.

Siguiendo esta tradición, se continuó la danza en el mismo lugar hasta el año 1970, cuando se pasó a bailar frente a la Casa de la Vila, sede de las autoridades actuales. De hecho, el consistorio se sitúa en primera fila, abajo en la plaza, y recibe el homenaje de los bailadores.

Aunque la música (antes más extensa) parece un exponente del siglo pasado o del XVIII como máximo, la danza tiene raíces mucho más antiguas, con indudable ascendencia árabe, como se puede comprobar por el uso de un jarrete de cristal con cuatro gatillos, llamado almorratxa, que los bailadores llevan lleno de agua perfumada y ofrecen, después, a la respectiva bailadora.

Se cuenta que, en épocas en las que la costa catalana era atacada (a menudo, por la morisma) llegó a Lloret un rico potentado de esta raza, el cual, al asistir a un baile de la danza tradicional, quedó prendado de la belleza de una lloretense y se empeñó en bailar. Como prueba de su afecto, le ofreció la almorratxa, llena de perfume. La doncella, que prefirió permanecer fiel a su gente y a su religión, rehusó el árabe y lanzó la almorratxa al suelo.

Antiguamente, se bailaba los días 24, 25 y 26 de julio, todos los días de la fiesta mayor; la bailaban los obreros titulares, con ropa larga y sombrero de copa, a pesar de la diferencia de edad con las obreras.

Actualmente, la danza de las almorratxes se baila cada año los días 24 y 26 de julio, el primer y tercer día de la fiesta. Las cuatro chicas, cuando termina la danza, recordando el episodio del árabe y la cristiana, cogen la almorratxa, se dirigen al centro de la plaza y la tiran al suelo. Se dice que, si la almorratxa se rompe (lo cual pasa casi siempre), la chica se casará dentro del año siguiente. Termina el acto con una música festiva, bien diferente a la anterior, conocida con el nombre de «Toquen a córrer».